El sable, en la tradición japonesa, es algo más que un instrumento terrible, algo más que un símbolo filosófico. Es un arma mágica. Arma que puede ser benéfica o maléfica, según la personalidad del forjador y del propietario.
El sable es la prolongación de los que los manipulan, se impregna misteriosamente de las vibraciones que emanan de sus seres.
Los antiguos japoneses, inspirados por la antigua religión Shinto, conciben la fabricación del sable como un trabajo de alquimia en el que la armonía interior del forjador es más importante que sus capacidades técnicas. Antes de forjar una hoja, el maestro armero pasaba varios días meditando y después se purificaba practicando abluciones de agua fría. Una vez vestido con hábitos blancos ponía manos a la obra, en las mejores condiciones interiores para crear un arma de calidad.
Masamune y Murasama eran dos hábiles armeros que vivieron al comienzo del siglo XIV. Los dos fabricaban unos sables de gran calidad. Murasama, de carácter violento, era un personaje taciturno e inquieto. Tenía la siniestra reputación de fabricar hojas temibles que empujaban a sus propietarios a entablar combates sangrientos o que, a veces, herían a los que las manipulaban. Sus armas sedientas de sangre rápidamente tomaron famas de maléficas. Por el contrario, Masamune era un forjador de una gran serenidad que practicaba el ritual de la purificación para forjar sus hojas. Aún hoy día son consideradas como las mejores del país.
Un hombre que quería averiguar la diferencia de calidad que existía entre ambas formas de fabricación, introdujo un sable de Murasama en la corriente del agua. Cada hoja que derivaba en la corriente y que tocaba la hoja fue cortada en dos. A continuación introdujo un sable fabricado por Masamune. Las hojas evitaban el sable. Ninguna de ellas fue cortada se deslizaban intactas bordeando el filo como si éstas no quisiera hacerles daño.
El hombre dio entonces su veredicto: - La Murasama es terrible, la Masamune es humana.
Masamune Ozaki (正宗, Masamune Ozaki?) (1288 - 1328) también conocido como Goro Nyudo, fue un herrero de katanas que fabricaba sables distinguidos entre los demás por tener longitudes descomunales que alcanzaban los 2 metros. Fue discípulo de Aka Shintogo Kunimitsu y se le atribuye la creación de una técnica de fabricación de katanas que consistía en laminar una hoja de hierro de un solo bloque con acero trenzado. Su discípulo más conocido fue Muramasa a quien le prohibieron la venta de sus espadas en Japón debido a que tenían tanto filo que se creía que estaban poseídas por un espíritu maligno.
Masamune era un forjador de una gran serenidad que practicaba el ritual de la purificación para forjar sus hojas. Aún hoy día son consideradas como las mejores del país. En el siglo XIII, sus sables de acero poseían cualidades míticas, y los guerreros que las portaban fueron forjadores del código samurai. Entre ellos, Miyamoto Musashi y los célebres 47 ronin, quienes se suicidaron como prueba de lealtad a su shogun.
Muramasa (村正, Muramasa?) era un clan japonés de forjadores de katanas, el cual era famoso en su provincia (Ise) por el extraordinario filo que tenían sus katanas. Un Muramasa fue discípulo de Masamune, famoso forjador. Se dice que Masamune y Muramasa competían en la fabricación de katanas; pero esto no suena lógico, ya que el auge de la técnica que empleaban los Muramasa estaba basada en la técnica de Masamune.
Las espadas Muramasa se hicieron famosas por el mito de que eran malignas, dado su gran filo. El clan Muramasa perdió el favor del Shogunado en 1603, cuando llegó a Shogun Tokugawa Leyasu (estableciendo el Shogunado Tokugawa y último, que duró 250 años aproximadamente). Esto fue a causa de las desgracias que le generaron a Leyasu las katanas Muramasa: el Kaishaku (finalización del Seppuku en el cual el asistente decapita al suicida con una katana) de su hijo Nobuyasu fue hecho con una Muramasa; en su infancia, Leyasu se hirió con un Tanto Muramasa; el abuelo de Leyasu fue asesinado con una katana Muramasa; el padre de Leyasu fue atacado con un Wakizashi Muramasa. Por lo tanto, el Shogun prohibió el uso de armas del clan Muramasa en Japón. El bugyo (cargo político) Nagasaki era un coleccionista de armas Muramasa, pese a la prohibición de Ieyasu, este lo mandó a ejecutar por considerar esto una evidencia de conspiración contra su clan.
Katana original de Masamune